LA JUVENTUD SE HA SENTADO
EN NUESTROS SITIOS - UNA EXTRAÑA ONDA INVADE NUESTRO PAÍS - EL NACIMIENTO DE LA
NUEVA MODA IMPUESTA DESDE EL EXTERIOR POR INTERMEDIO DE LA MÚSICA - UNA
GENERACIÓN QUE SE SACUDE
El clima en Bogotá no ha
cambiado nunca. Eternamente ha sido frío. Pero ahora sé ha podido apreciar un
ligero aumento en la temperatura. No por razones de fenómenos climáticos o
extraterrestres sino, sencillamente, por la fogosidad con que los jóvenes
capitalinos están adoptando una especie de movimiento importado -como todo lo
nuestro- del exterior. Básicamente, dos países sé disputan el privilegio de
"vender" su mercancía: Estados Unidos y México, este último copiando
al primero y nosotros copiando a este.
Y, las cosas no han
variado mucho a pesar del paso del tiempo. Por ejemplo, Somerset Maugham,
escritor británico autor de innumerables obras, entre otras, "Servidumbre
Humana, El Velo Pintado y El Filo de la Navaja", escribió hace muchos
años: "la nueva generación, tumultuosa y consciente de su fuerza, no sé ha
molestado en llamar a la puerta. Ha irrumpido alborotada y sé ha sentado en
nuestros sitios...".Nuestros padres nunca llegaron a imaginarse que sus
hijos pretendieran darle una nueva concepción a la vida. Estrenar nuevos
ideales y, tal vez, provocar una revolución musical o un giro en la forma de
actuar. Pero, han tenido que aceptarlo, porque los entusiastas jóvenes han
ocupado sus sitios metiendo bastante ruido.
Esta "Nueva
Ola", que estamos estrenando, no es tan nueva como parece a simple vista,
porque ya antes -tres o cuatro años atrás-, había intentado traspasar las
fronteras, sin mayor éxito. Ahora, retomó un éxito inusitado y estalló
nuevamente y parece que ahora si va a quedarse definitivamente entre nosotros,
por mucho tiempo.
Primordialmente la música
es la plataforma de este movimiento. Claro, lo complementan una serie de
detalles, tales como la vestimenta informal: blue jeans, camisas abiertas,
zapatos mocasín o botas beatle; bufandas en forma de corbata pero, por dentro
de la camisa; chaquetas de cuero o del mismo color del pantalón. Hay que
destacar entre los colores de moda para las camisas los tonos rojos, negros y
morados y la hechura de los pantalones "italianos", totalmente
rectos, sin bolsillos atrás, y los de adelante, en forma de parche o bien, por
dentro. No tienen pasadores, porque no sé usa correa. En las mujeres, el
vestuario es mucho más sencillo: pantalones, blue jeans apretados, blusas y
minifaldas, cabello suelto, botas altas, medias tobilleras y buzos, muchos
buzos.
Este virus sé ha apoderado
no sólo de la capital, sino de todas las ciudades del país y aún de muchas
capitales del mundo. Innegablemente está marcando una época. Una separación.
Una brecha divididora de la humanidad, porque es el rompimiento con los
tradicionalismos en el vestir, el hablar, el sentir, el bailar. Posiblemente
como todas las cosas una vez cumplido su ciclo desaparezca pero, por ahora,
está en pleno auge. Y sus autores, los jóvenes, no piensan abandonarlo muy
pronto.
Mientras tanto, continúan
entrando grabaciones que hacen furor en todas partes, influyendo en la
mentalidad colombiana con su colorido, su estruendo, su agresividad y su
audacia. Una audacia que le ha permitido escalar los sitios que ahora tiene. Y
que sé merece, por lo demás. La Nueva Ola no tiene pues, fronteras. Tiene
matices variados y adaptados al modo de vivir de cada nación. Ha entrado y sé
ha instalado.
Hay una preocupación
grande entre los jóvenes: estar la día con lo que venga y para ello sé valen de
un sinnúmero de expresiones norteamericanas y, naturalmente, del famosísimo
"chicle" que no puede faltar en boca de quien sé diga estar
"in" (dentro). Y ojo, mucho ojo, porque uno de los mayores pecados de
este movimiento es estar "out" (fuera) o considerarse "square"
(normal).
Naturalmente, no todo ha
de ser alegría y complacencia con este nuevo dios de la juventud. Los padres,
no han visto con muy buenos ojos que digamos, la alocada jornada de sus hijos
que sé mezcla con su horario de estudio, las tardes sabatinas y todo el día
domingo para efectuar reuniones sanas e informales. Claro que ellos no
recuerdan sus tiempos de chachachá, mambo, calipso, merengue y otros, que
demandaban también su total participación olvidando muchas cosas que hoy, ya
calmados y pacientes, pueden analizar. Pero, los jóvenes de hoy, mañana lo
harán también con sus hijos. El ciclo nunca termina, así que hay que
aprovecharlo.
"Esta es una
generación que sé sacude. Se sacude la rutina, el tedio, la frustración, la
nada de su vida burguesa, esta música corresponde al estado del alma del mundo
moderno, a la amenaza bélica, al peligro atómico...", palabras del jefe
máximo de un movimiento que surge paralelo a la Nueva Ola, Gonzalo Arango del
"Nadaismo".
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